El clima laboral no es
otra cosa el medio en
el que se desarrolla el trabajo cotidiano. La calidad de este clima influye
directamente en la satisfacción de los trabajadores y por lo tanto en
la productividad
empresarial. Si eres capaz de conseguir una mayor productividad con un buen clima laboral,
tienes todo lo necesario para conseguir grande éxitos en tu empresa.
De aquella manera,
mientras que un buen clima se orienta hacia los objetivos generales, un mal
clima destruye el ambiente de trabajo ocasionando situaciones de conflicto,
malestar y generando un bajo
rendimiento.
La calidad del clima laboral se
encuentra íntimamente relacionado con el manejo social de los
directivos y las ventajas y desventajas del liderazgo empresarial, con los comportamientos
de los trabajadores, con su manera de trabajar y de relacionarse, con su
interacción con la empresa, con las máquinas que se utilizan y con las
características de la propia actividad de cada uno.
Propiciar un buen clima laboral es responsabilidad de la alta
dirección, que con su cultura y con sus sistemas de gestión,
prepararán el terreno adecuado para que se desarrolle. La organización de la empresa deberá estar pensada, entre otras cuestiones, para generar
un buen ambiente de trabajo para todos los empleados.
Las políticas de personal
y de recursos humanos la mejora de ese ambiente con el uso de técnicas precisas
como escalas
de evaluación para medir el clima laboral.
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